Pensamientos de Dario
Sin mujer, la vida es pura prosa.
El eterno femenino puede tornar humano lo divino.
La mujer musa es la de carne y hueso.
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!
¡Dejad al huracán mover mi corazón!
Pero tu carne es pan, tu sangre es vino.
Si pequeña es la patria, uno grande la sueña.
El canto vuela, con sus alas: armonía y eternidad.
Para qué querré yo la vida cuando no tenga juventud.
Cuando quiero llorar, no lloro... Y a veces lloro sin
querer.
Eres un universo de universos y tu alma una fuente de
canciones.
Un buen libro es el mejor de los amigos, lo mismo hoy que
siempre.
Entre sus cejas vivas vi brillar una estrella. El cielo estaba
azul, y yo estaba desnudo.
Es la tarde gris y triste. Viste el mar de terciopelo y
el cielo profundo viste de duelo.
No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como
necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre hacia la altura.
Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de
penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?
Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y
alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder
en la fusión de nuestros pechos mismos!
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